Sangre Roja

Sangre Roja
Alberto Eirin, Fabio Candelabro, Daniel Martinez y Litto Giovetti

miércoles, 6 de diciembre de 2017

La mística copera de Independiente sale a la cancha para atrapar una nueva ilusión por Nahuel Lanzillotta

El Rojo recibe a Flamengo desde las 20.45 en la primera final. Televisa Fox Sports.

Mística es Bochini y Bertoni. Mística es la Chivita Maldonado con los brazos en alto. Mística es Erico, Sastre, De La Mata, Pepé Santoro, Pancho Sá, Bernao, Chivo Pavoni, Ferreiro, Perico Pérez ( José y Hugo), Goyén, Trossero, Burru, Barberón, Carlos Enrique, Maranga, Cagna, Mondragón, Serrizuela, el Palomo, Rotchen, la Chancha Mazzoni, Islas, Garnero, Gustavo López, Rambert, el Negro Clausen. Mística es el Pato Pastoriza caudillo y también el director técnico, padre de la Familia Roja.
Mística es tener siete Copas Libertadores en la vitrina y que hayan pa- sado 33 años de la última conquista y todavía seguir siendo el máximo ganador, el Rey de Copas. Mística es jugar 18 finales sudamericanas y solamente perder tres.
Mística es ser bicampeón de Copas, como en la Ricardo Aldao del ‘39 y del ‘40, superando a los grandes de Montevideo (2 a 1 a Peñarol en el estadio Centenario y 5 a 0 a Nacional en el Gasómetro, respectivamente), y como en la Libertadores (‘64 y ‘65). Y tricampeón: Interamericana del ‘73, ‘74 y ‘76). Y tetracampeón: Libertadores del ‘72, ‘73, ‘74 y ‘75.
Mística es atajar un penal en un partido desempate con San Pablo, como el de Carlos Gay a Zé Carlos que sirvió para mantener el 1 a 0 y dar la quinta vuelta olímpica con el máximo trofeo internacional de esta parte del mundo a cuestas. Mística es estar virtualmente eliminado y, así como si nada, golear 3 a 0 a Cruzeiro para conseguir el pase a la final de la Copa del ‘75, que -se dijo- también fue suya.
Mística es aceptar ir a jugar la final del mundo en el país del rival y ganarle. Y más si ese equipo es la Juventus del ‘73, con mayoría de futbolistas componentes de la selección italiana. Y mucho más si es 1 a 0 con una cucharita del Bocha para dejar en ridículo al gran Dino Zoff y en mute a todo el Olímpico de Roma.
Mística es hacer El Partido Perfecto en una final de Libertadores (’84), traerse los aplausos de los hinchas brasileños y un 1 a 0 de Porto Alegre con gol de Burruchaga para festejar en la revancha en casa. Mística es el gol de Percudani en Japón al Liverpool en el primer partido oficial entre un equipo argentino y uno inglés dos años después de Malvinas.



Mística es levantar una Copa (Supercopa del ‘95) y bailar el carnaval en Río de Janeiro, en el mismísimo Maracaná repleto y ante el Flamengo de Romario. Mística es revertir una final contra todos los pronósticos, como el equipo del Turco Mohamed, que en la Sudamericana 2010 cayó 2 a 0 con Goiás allá y en el remodelado estadio a medio terminar clavó un 3 a 1 para coronarse desde los doce pasos. Mística es Tuzzio convirtiendo el penal decisivo de esa Copa, la última que ganó el Diablo.
Mística era la Doble Visera vestida de gala para las noches coperas que le erizaban la piel a propios y extraños. Mística es caer al mismísimo infierno empujado por los demonios dirigenciales y renacer para volver a ponerse de pie y afrontar otra final de Copa como la de esta noche ante Flamengo. Mística es el Libertadores de América desbordado, reeditando viejas épocas doradas. Mística es el Ariel Holan hincha que le gana al DT y llora como un nene y se acuerda del viejo al conseguir el boleto para el cruce más deseado.
Hoy todo eso saldrá a la cancha junto a los once elegidos del Rojo. Hoy es otra noche de Copa y de mística. ¿Qué es la mística?
La mística es Independiente.

Diario Clarín

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