Responsable de sus más destacadas virtudes y, al mismo tiempo, de sus peores fantasmas. Así está Independiente
en esta nueva etapa, que lo ve con bríos renovados, aportes muy
valiosos encontrados en los refuerzos, pero víctima de autoflagelaciones
que no le permiten sonreír con la plenitud que pretende su gente y el
mismo plantel.
En el partido del torneo frente a Estudiantes, cuando necesitaba sumar de a tres para no perder el tren en el pelotón que persigue a Boca,
un grosero error de Campaña le sirvió al colombiano Otero el gol que
significó derrota. Un llamado de atención del que tomó debida cuenta el
arquero pero, al parecer, no sus compañeros de la defensa.
En la primera prueba de fuego del año, la ida con Gremio por la Recopa, hubo otra muestra de ese mal que, por estas horas, se ha convertido en el peligro más serio que afronta Independiente.
Y fue una muestra doble que sirvió para dejar e claro que el peor rival de Independiente juega con camiseta roja: primero el gol de Gremio, un pase corto de Amorebieta para dejar a Luan mano a mano con Campaña; después, la innecesaria expulsión de Gigliotti, cuando ya había ganado la posición y sin embargo golpeó con el codo a Kannemann en una mala costumbre que ya mostró en otros partidos.
Lo
bueno para Holan es que son detalles corregibles. Y si lo ubicamos en
el contexto del rendimiento del equipo, se entienden los aplausos con
que los hinchas despidieron al equipo tras el empate que, en los
papeles, dejó sabor a poco.
Independiente mantiene su identidad de protagonista y ya mostró en Fernando Gaibor y, especialmente en Jonathan Menéndez (hizo olvidar a Barco), que apuntó bien a la hora de los refuerzos. Encima, tiene a Silvio Romero en las gateras.
Por eso quedó la sensación de que falta mucho para que se defina el dueño de esta copa. En Porto Alegre no podrá jugar Gigliotti pero sí el Torito Rodríguez. Sin la ayuda de Independiente, Gremio deberá esforzarse para hacer valer su condición de local y campeón de América.
Diario Popular
En la primera prueba de fuego del año, la ida con Gremio por la Recopa, hubo otra muestra de ese mal que, por estas horas, se ha convertido en el peligro más serio que afronta Independiente.
Y fue una muestra doble que sirvió para dejar e claro que el peor rival de Independiente juega con camiseta roja: primero el gol de Gremio, un pase corto de Amorebieta para dejar a Luan mano a mano con Campaña; después, la innecesaria expulsión de Gigliotti, cuando ya había ganado la posición y sin embargo golpeó con el codo a Kannemann en una mala costumbre que ya mostró en otros partidos.
Independiente mantiene su identidad de protagonista y ya mostró en Fernando Gaibor y, especialmente en Jonathan Menéndez (hizo olvidar a Barco), que apuntó bien a la hora de los refuerzos. Encima, tiene a Silvio Romero en las gateras.
Por eso quedó la sensación de que falta mucho para que se defina el dueño de esta copa. En Porto Alegre no podrá jugar Gigliotti pero sí el Torito Rodríguez. Sin la ayuda de Independiente, Gremio deberá esforzarse para hacer valer su condición de local y campeón de América.
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