Déjame que te cuente limeña / Déjame que
te diga la gloria / Del ensueño que evoca la memoria son los primeros
versos de la emblemática canción La flor de la canela, de Chabuca
Granda. Y fue ante este mismo rival, Alianza Lima, hace 53 años
(31/5/64), que el CAI inició su camino glorioso en la primera
Libertadores lograda y patentó la mística del saludo con los brazos en
alto.
Y ayer, por qué no, esta clasificación pudo haber sido el comienzo de
un nuevo sueño. La llave se cerró con total justicia (en la ida debimos
haber goleado en Avellaneda). Con un fútbol de alto vuelo, granítica
solidez defensiva, enorme sacrificio y entrega, una vez más el equipo
dio un salto cualitativo. Nuestras reservas de toque y juego asociado
refulgieron nuevamente: Benítez, Barco y Rigoni (cada vez más decisivo).
Holan, que asumió hace apenas cinco meses, se trazó tres objetivos para
este semestre. Los dos primeros (en ambas Copas) ya se lograron. Pero
el desafío más importante, regresar a Nuestra Copa, aún no se
cristalizó.
Estamos orgullosos por este renacido Independiente.
Párrafo aparte: si en la Bombonera hicimos historia en más de una
ocasión -se birló algún torneo...-, si allí festejamos tantas veces,
¿cómo no ilusionarnos? ¡Vamos Rojo carajo!
Diario Olé
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