Está complicado el Rojo. Porque
sigue sin poder triunfar en casa, en donde evidencia una falta de
contundencia alarmante. Si bien notamos más actitud en el equipo, es más
frontal para atacar, genera mayor cantidad de jugadas de gol que
durante la etapa Milito, no las puede capitalizar en la red y empata
partidos ante equipos que pelean por no descender. ¿Qué podemos esperar cuándo nos toque contra conjuntos que peleen por el campeonato?
El primer tiempo ante Rafaela fue horrible. El
Diablo estuvo impreciso, el medio desconocido. Nery Domínguez no pudo
hacer pie y Meza no existió. Mejoró en el segundo, gracias a la
levantada, en parte del ex Central, de Gigliotti (hay que reconocerle su
definición certera en el gol) y de Barco. Éste último es quién más
genera fútbol. Hoy por hoy el equipo depende de lo que puedan generar
por las bandas él, Rigoni (ayer no tuvo un buen partido) y Erviti
(tendrá para un mes afuera por un esguince de rodilla izquierda).
Benítez por momentos complicó, dio la asistencia para la igualdad pero
sigue tomando malas decisiones en pasajes del juego.
Campaña fue decisivo,
a pesar de haber estado inseguro en algunas situaciones, tapó dos mano a
mano increíbles que de no hacerlo hubiesen significado una derrota. Eso le bastó para ser la figura del cotejo. La defensa dio muchas ventajas en el sector Figal-Bustos quiénes no tuvieron un buen rendimiento.
El Rojo no puede darse el lujo de empatar estos partidos. Hay que ganarlos. Más jugando como local. Se
vienen Talleres y Arsenal, luego Estudiantes, Ñewell’s y Racing. De
esta manera, costará mucho hasta clasificar a una Sudamericana. Tendrá
mucho para trabajar Holan, sobre todo en la parte ofensiva. Valoramos la actitud pero así, no alcanza.
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