Otro penoso partido del primer equipo de Independiente
provocó la renuncia del “Gaby” Milito como director técnico. Los dirigentes se
llevaron a febrero la materia “Fútbol”.
Un desastre. Solamente una jugada de gol clara en 90 minutos fue lo que
generó el Rojo dentro del campo de juego. Y si bien su rival no fue
netamente superior, el resultado estuvo bien porque fue la visita quién
controló las riendas del cotejo. El Diablo no supo nunca ser el protagonista
y con un mediocampo que cada partido que pasa da más lástima, no tuvo el manejo
del balón.
Basta de Ortiz. Basta del “Torito” Rodríguez. Sánchez Miño nos costó
casi dos millones de dólares y no puede gambetear un jugador ni tirar un centro
como corresponde. El principal déficit de este plantel se encuentra en
el mediocampo. No hay creación de fútbol pero tampoco hay quite. Toledo fue
rebasado constantemente por la banda derecha y es otro que tiene los días
contados. Milito nunca le encontró la vuelta, no potenció a los jugadores
que venían bajos con Pellegrino, empeoró su nivel, tuvo una idea que no pudo
plasmar y cuando la cambió, ya era demasiado tarde. Una lástima porque sabemos lo que
el “Gaby” siente por Independiente.
La zona de volantes debe ser la principal a reforzar para
los dirigentes. Claro que será muy difícil mientras los que manejen el fútbol
sean los mismos y no se dejen, mínimamente, ayudar. Deberían contratar un
mánager o un asesor, como desde esta columna insistimos varias veces, que
estudie e indique quién está apto, física y futbolísticamente para integrarse
al club.
Independiente es fútbol. La plata gastada en jugadores, si no hay
éxitos o ventas económicas, tarde o temprano se traduce en déficit para la
institución. El estadio quedó hermoso (aún le falta en cuestión de
infraestructura). Pero con un conjunto que taladra la visión es imposible
aprovecharlo. Que la próxima vez que encuentre una bolsita en mi platea, en
lugar de haber una remera y un llavero, que haya goles y un equipo de fútbol.
Foto: Goal.com
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