Pero esta vez fue
distinto, pasó un día, pasaron dos pasaron tres y esa espina, ese puñal que nos
clavó en el pecho el arbitro el martes anterior cada vez dolía más.
Trataba de hacer
memoria, de algún otro robo semejante en algún otro tiempo y lo más parecido
que pude encontrar entre mis recuerdos fue el partido en Córdoba, que como
todos sabemos terminó no en un robo sino sólo en un intento por la épica conquista
de Independiente. Ha sido una Libertadores viciada de sospechas de arreglos entre bambalinas y de
transgresiones al reglamento, desde la mala inclusión de jugadores, arbitrajes
claramente parciales, y manejo del VAR al antojo de intereses. La Copa debió
suspenderse ante la irregularidad de la fase de grupos, pero en este fútbol
nuestro de cada día en el cual la publicidad que ya está vendida de antemano es
quien manda el espectáculo sigue. Los intereses y las mafias que rodean a este deporte se imponen
cada vez más, lo hacen desde hace tiempo, por estos días nos estamos
desayunando con lo ocurrido en Cali con el América impulsado a sus conquistas
por dinero del narcotráfico que aportaban los dueños de dicha institución los hermanos Rodríguez
Orejuela que pudo desencadenar en un atentado por parte de Pablo Escobar
enfermo hincha de su rival, el DIM al equipo que en ese momento integraba Ricardo Gareca.
Vemos de esta manera hasta que punto llega la pasión de la mano de los
intereses económicos en este caso provenientes del narcotráfico ¿De qué podemos
extrañarnos 30 años después?.
Pero yendo ya a
Independiente el interrogante que surgía después de la derrota es como DT y plantel
iban a asimilar el golpe recibido, desde lo anímico y desde lo futbolístico.
Tendría Holan la suficiente fuerza motivacional, habida cuenta que en el
horizonte hay poco por pelear en relación a lo pasado.
Y el golpe en el
Monumental se acusó el sábado en Paraná, equipo lento en el primer tiempo, sin
sorpresa y con las consecuentes lesiones que ya conocemos. Se puede acusar
sobreexigencia en el partido del martes, pero lo cierto es que ya algunos miran
de reojo la preparación física del equipo que no parece ser la óptima y algunos
caprichos de Holan por la no inclusion como titulares de Gigliotti, Sanchez
Miño y Domingo. Como atenuante a la hipótesis de la deficient preparaciòn
física podemos decir que la lesión de Figal fue producto de una caída y que la
del Chileno Silva es de vieja data, casi desde que se incorporó. Por otra parte
si el entrenamiento es el mismo para todos. Por qué razón hay jugadores que mantienen
el ritmo y parecieran no cansarse nunca como Gigliotti, Domingo o Sánchez Miño.
Está claro que el rendimiento del equipo no es el mismo desde lo físico ahora que cuando estaba el Profesor Cohan,
pero los jugadores tampoco son los mismos.
En definitiva y
aunque cueste, hay que dar vuelta la página, el partido con River debe quedar
como un recuerdo y sobre él tratar de hacer autocrítica, el sábado empezó otra
etapa, hay once días para recuperar los averiados y fijarnos nuevos objetivos,
aunque claro uno nunca sabe que imponderables, que piedras nos podrá poner en
el camino algún malintencionado con poder.
Dr. Liberto Giovetti
Sangre Roja
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