El fútbol argentino se supera a sí mismo todos los días. El último
eslabón de la cadena de dislates organizativos se dio el viernes, cuando
los dirigentes de Independiente salieron del edificio de la
AFA
dando por hecho que la asociación, primero, y la
Superliga
, más tarde, aprobarían el cambio de horario de los partidos
Lanús-Estudiantes de La Plata e Independiente-Argentinos Juniors. El
primero pasaría de 17 a las 21.30. El segundo haría el camino inverso:
de las 21.30 a las 17. A las cuatro de la tarde, ni la Superliga ni la
AFA habían recibido comunicación alguna de un eventual cambio.
El pedido de la agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (
Aprevide
) bonaerense llegó recién pasadas las 18. Fue una carta dirigida a
Claudio Tapia
, presidente de la AFA. La agencia encargada de la seguridad
argumentó "razones operativas" de la comisaría departamental involucrada
en ambos operativos de seguridad para pedir la modificación, de los
horarios. Tapia hizo una de torero: se abrió. Como no organiza el torneo
de la Superliga, cursó el comunicado a los responsables del torneo de
primera. En las oficinas de Puerto Madero se miraron asombrados: debían
haber sido los primeros en enterarse. Eran los últimos.
La primera respuesta de la Superliga fue informal.
Negarse al cambio de los horarios, aduciendo que el pedido estaba fuera
de plazo (las modificaciones se tratan en las reuniones de Mesa
Directiva, y la próxima es el martes) y pedirle a la ApreViDe que, si no
podía garantizar el operativo policial, suspendiera los encuentros.
Además, faltaban menos de 48 horas para el inicio del primero de los
partidos, lo cual conspiraba contra cualquier modificación en la
logística del evento.
Por lo bajo, cerca de Mariano Elizondo, el presidente de la
Superliga, bramaban contra la decisión de los funcionarios bonaerenses:
"Consensuamos el calendario con ellos [por la seguridad bonaerense].
Pusimos el clásico Huracán-San Lorenzo para que nadie se cruzara con los
hinchas de Independiente, que recién jugaría a las 21.30. Y a menos de
48 horas se despachan con este pedido". Más tarde hubo una comunicación
más formal, por correo electrónico. La Superliga se mantenía en sus
trece: no acceder al pedido de la ApreViDe.
Mientras las autoridades bonaerenses, las de la AFA y las
de la Superliga se llamaban unas a otras, los dirigentes de los clubes
libraban su propio partido. Estudiantes juega por la Copa Libertadores
el miércoles, por lo que salir a la cancha el domingo a última hora le
quitaría horas de descanso a sus futbolistas. Lo mismo vale para
Independiente: jugar el domingo a la tarde haría que Ariel Holan, su
entrenador, tuviera disponibles a todos sus jugadores a primera hora del
lunes.
Diario La Nación
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