En medio de tantos idas y vueltas con la enmarañada (no) vuelta del
fútbol, Independiente se focalizó en su propia lucha interna y recién
logró divisar un día de paz en las últimas horas.
Tanto la salida de los jugadores como el
movimiento constante característico de los mercado de pases, en donde se
incorporaron tres nombres pese a que la AFA solo permitía dos cupos (la
llegada de Walter Erviti en condición de libre dio por resultado que no
ocupara lugar), mantuvo a todos los hinchas expectantes, con la
televisión continuamente prendida, preguntándole a los dirigentes e
ingresando a todos los portales habidos y por haber. Con el diario del
lunes, las maniobras pueden calificarse como satisfactorias.
La dirigencia -enmascarada en la figura de Ariel Holan-
comandó el accionar que tanto esperábamos: depuró el plantel, con más
aciertos que errores. Los primeros en salir fueron Cristian Rodríguez,
Hernán Pellerano y Jorge Ortiz. Por discontinuidad, bajo rendimiento e
indiferencia a la hora de vestir la camiseta, la decisión se torna
incuestionable. Víctor Cuesta, Diego Vera y Germán Denis fueron los
siguientes, bajo el argumento de que los dos primeros querían irse. Si
bien va contra lo que personalmente yo deseaba -el nivel de Cuesta lo
creía recuperable, y Vera siempre me pareció un gran segundo delantero
utilizado como nueve de área-, es cierto que a quien manifieste su deseo
de no querer vestir estos colores, lo único que hay que hacer es
señalarles adónde está la puerta.
Acerca de lo de Denis: cuestiono los modos de la salida.
Aducir que el técnico no lo usaría y que era un sueldo alto dentro del
plantel, cuando quienes dieron el visto bueno del contrato fueron los
mismos dirigentes, suena un tanto extraño, y más si tenemos en cuenta
que el mismísimo Tanque expresó, en diálogo con Mariano Closs después de
rescindir, que Holan le había indicado que sería su centrodelantero
predilecto y titular. Hubiera sido mucho más prolijo a nivel
institucional que, desde arriba, se esclareciera que la intención de
echarlo fue expresamente de la junta directiva y no tener que exponer a
un entrenador que aún no tiene ni un partido oficial al mando del club;
lo mismo se hizo dos años atrás con el caso de Daniel Montenegro, donde
se usó como pretexto que Jorge Almirón no lo tendría en cuenta. Dejando
de lado esto, también lo creía recuperable y no le hubiera rescindido.
De todos modos, es inobjetable -a priori- que Independiente
se reforzó muy bien. Hacía falta un conductor como Walter Erviti y
alguien que maneje los hilos desde los inicios de la mitad de la cancha
como Nery Domínguez; si nos ponemos quisquillosos, hubiera sido
productivo incorporar a un mediocampista con más cualidades de marca.
Pero nadie puede cuestionar que tanto estos dos jugadores como Gigliotti
han tenido pasos por clubes grandes y -salvo el último, a quien en
estos últimos años no hemos podido ver- que llegan en buen nivel.
Además, también se puede contar como refuerzo a la tan esperada vuelta
de Lucas Albertengo, que en los amistosos fue de los más destacados.
Dios quiera que esté en las condiciones adecuadas para volver a gritar
goles.
El saldo negativo de todo esto tiene que ver en la salida
tanto de Cuesta como de Pellerano, que pueden exacerbar las
preocupaciones del hincha con respecto a la zona defensiva.
Personalmente, creo indispensable tener un titular certero y de
experiencia en la zona. Sin embargo, será una buena oportunidad para
afianzar a Nicolás Figal, de buena primera parte del torneo, y para
darle lugar en la zaga a chicos como Alan Franco y Juan Di Lorenzo,
crecidos en Villa Domínico y esperando incansablemente por su lugar en
Primera.
No se puede más que afirmar que ha sido un parate positivo
para el club. De ahora en adelante, no habrá reproche que valga. Habrá
que ser paciente con un equipo nuevo, en vías de desarrollo, que tiene
tanto a intérpretes como cuerpo técnico a estrenar. Que la desesperación
y la impaciencia recaigan sobre juveniles de 20 años o menos solo
llevará a hundir la confianza de jóvenes que la necesitan
imperiosamente, y es menester que esta reestructuración corte con el
maniqueísmo exitista que rige hace tiempo, aquel que indica que quien
gana, sigue, y quien pierde, debe irse. En respaldar el proyecto
estoicamente, entendiendo las expectativas impuestas para este plantel y
el lugar actual que ocupa Independiente en la tabla, deberá ubicarse el
hincha para lograr algún tipo de crecimiento a un futuro cercano,
cuando las condiciones sí estén dadas para pelear por un título.
@rfailache
TyC
No hay comentarios:
Publicar un comentario