No es que vayan a tener que jugar con pantalones largos. Pero era hora
de que el fútbol se los pusiera o de que empezara a ponérselos.
Empujan dos para limpiar la cancha embarrada de Grondona que
el kirchnerismo aprovechó para propaganda: total bancaba el Estado. Y
si había o no había buen espectáculo no importaba o importaba menos.
Empuja
la FIFA que después de los escándalos propios ahora va por la
transparencia en las asociaciones adheridas. Y empujan acá el Gobierno y
clubes que quieren terminar con el populismo futbolero de Grondona y
acercar los torneos locales al nivel de las ligas profesionales de
Europa.
En este combo están la Superliga, la reducción
paulatina a 20 equipos cada uno en Primera y la B Nacional, un nuevo
gobierno de la AFA más chico y más transparente y el fin de la tevé
gratuita. Todo muy claro en los papeles. Salvo un par de detalles que
son mucho más que detalles.
Entre otras cosas,
significan una redistribución del poder en el fútbol y una
redistribución de la plata que el fútbol genera. En el nuevo mapa habrá
perdedores y ganadores y un mar de conflictos y tensiones en el medio.
Una
parte quedó atrás al firmar los clubes el estatuto de la Superliga que
se presentó ayer ante la Inspección General de Justicia. El Gobierno
abandonó la pretensión de autorizar las sociedades anónimas que un grupo
de clubes resistía con River a la cabeza. O la abandonó a medias: hay
un artículo que sin autorizarlas no las prohíbe.
Pero la
relación de Macri con D’Onofrio quedó herida. Es raro lo que hizo Macri
y es raro lo que hizo D’Onofrio. Macri mandó a la AFIP a mostrar las
deudas de River y hasta a clausurar una pileta del club. Diego Santilli
salió como un bombero a apagar el incendio.
River casi
siempre se inclinó a la pasividad y al sometimiento ante Grondona. Pero
hizo una cuestión de principios ante la reforma de Macri. Una moral
compleja: el club sufrió como pocos la pésima gestión de sus dirigentes.
D’Onofrio mismo denunció a Passarella.
Es aceptado que
la alemana es la liga mejor organizada del mundo y la inglesa la más
exitosa: en el último año repartió más de US$ 2.000 millones entre los
clubes. La mayoría de ellos propiedad de grupos privados extranjeros.
Así son algunas de las cosas en el mundo del fútbol.
River,
Boca y Estudiantes son las autoridades provisorias de la Superliga que
ya busca oficinas en el Rulero de Retiro y que tendría una conducción de
18: 12 de Primera y 6 de la B. El presidente será un profesional.
Falta
resolver la participación de los clubes de la B Nacional que es igual a
resolver cuánta plata les quedará. El esquema hoy es 78% para los de
Primera, 12% para la B y 10% para la AFA y gastos administrativos.
Los
clubes del Ascenso resisten tanto este reparto como los cambios que
llegan a la AFA de la mano de la FIFA. Grondona licuó el poder de los
grandes para dárselo a los chicos y eternizarse en el poder. Así eran
algunas de las cosas en nuestro mundo del fútbol.
Delegados
de la FIFA y de la Conmebol definen cómo terminar con ese sistema de
gobierno de Grondona. Quieren achicar de 45 a 15 el Comité Ejecutivo,
que haya una mujer y que los antecedentes de todos sean escaneados. A la
AFA le queda cómo terminar con otra parte oscura de la misma herencia:
el Fútbol para Todos. Y rápido: el Gobierno avisó que desde 2017 no
pondrá más plata.
Editorial del diario Clarín del 8 de noviembre
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