El primer episodio ocurrió el 30 de enero de este año en Mar del Plata.
A sólo 30 días de su asunción como técnico de Independiente, Ariel Holan supo quién mandaba en el club: Pablo Álvarez, el tristemente famoso Bebote.
Ante la impunidad que dan las cámaras de televisión que esperaban por la palabra del técnico antes del clásico con Racing, Bebote
ingresó al hotel donde concentraba el equipo sin que la seguridad del
plantel ni la Policía lo impidieran, subió hasta el cuarto piso, tocó la
puerta de la habitación del DT y de maneras poco sutiles lo habría
invitado a colaborar con la financiación de la barra.
Holan se negó y Álvarez habría prometido que tendría nuevas visitas. Con
miedo, el por entonces flamante técnico del Rojo habló con la
dirigencia que minimizó el hecho aun cuando se produjo de oficio una denuncia judicial en La Feliz, realizada por la Aprevide y nunca ratificada por el técnico.
El segundo episodio fue en el exterior, el 29 de mayo, e involucró un
movimiento diplomático. Independiente se jugaba en Perú su pase a la
segunda ronda de la Copa Sudamericana y un día antes del encuentro seis barras encabezados otra vez por el inefable Bebote fueron hasta el hotel y habrían
repetido el pedido, esta vez en un tono aún más elevado. El
escándalo habría producido que el consulado argentino tuviera que pedir
refuerzos policiales ante la amenaza de volver al día siguiente a buscar
"dinero para los pibes". Otra vez el cuerpo técnico decidió, por temor, no hacer la denuncia.
Mientras el equipo seguía ganando en la cancha, en las tribunas y en
los escritorios del club el clima se enrarecía. Álvarez, que en el Rojo
se mueve como pez en el agua, había demostrado su poder en otras
oportunidades: bajo la presidencia de Hugo Moyano despidió el año con su tropa con asado y partido incluido en el Libertadores de América, logró que el día de su cumpleaños el cartel electrónico del estadio le deseara felicidades y hasta estuvo presente en la cena de gala a beneficio del club en La Rural, donde el cubierto costaba 10.000 pesos. Esta exposición le generó la antipatía del sindicalista pero no de otros familiares y miembros de comisión directiva que siguen dándole cuotas de poder en la institución.
Pero ahora parece que le soltaron la mano: la propia libertad de Bebote pende de un hilo después de un tercer y tremendo "apriete"
que el jueves habría realizado sobre el técnico a la salida de la
práctica matutina en el predio de Villa Domínico. Según consta en la denuncia judicial
ingresada en la fiscalía general de Lomas de Zamora, a las 13:30 Holan
se fue de la práctica en un Ford Focus blanco que manejaba su ayudante
de campo Javier Telechea. A menos de 70 metros fue interceptado por un auto donde había cuatro barras que tenían además una moto de acompañamiento. Desde allí, y todo según la denuncia judicial, bajó Bebote Álvarez y obligó al DT a pasarse al asiento trasero donde iban a compartir un viaje de terror.
Tomaron el acceso sudeste y durante los siguientes 10 minutos el jefe de la barra de Los Diablos Rojos
le habría hecho saber de la conveniencia de entregarle a los dueños del
paravalanchas una suma importante (en la denuncia no se detalla, aunque
desde la Aprevide se habla de 50.000 dólares) para garantizar apoyo y paz social. Caso contrario, habría consecuencias que se extenderían a sus familiares cercanos. "Todos los técnicos acá aportaron lo suyo, vos no vas a ser la excepción", habrían sido las palabras de Álvarez a Holan según el escrito ingresado en Tribunales.
Ante esta situación y después de esos largos 20 minutos, el auto se
detuvo en la calle Manuel Beriguistain, a pocas cuadras del club El
Progeso de Avellaneda y Holan volvió a quedar solo con su colaborador. Allí se comunicaron con la dirigencia que no habría ofrecido una respuesta rápida, acorde a lo esperado. Por eso, este mediodía se aceleraron los tiempos y tomó intervención el titular de la Aprevide, Juan Manuel Lugones, que habló con el DT quien esta vez sí tendría intención de ratificar la denuncia, en caso de que la Justicia lo cite como damnificado.
Ante esto, Lugones presentó el escrito pero no en los tribunales de Avellaneda, donde se sospecha que Bebote podría tener influencia gracias a sus supuestos buenos oficios con la Policía y la Intendencia, sino en Lomas de Zamora.
En principio, la causa sería caratulada como amenazas agravadas para obligar a otro a hacer algo contra su voluntad, artículo 149 bis del Código Penal, que tiene penas de hasta cuatro años de cárcel, es decir, contempla la posibilidad de prisión efectiva. Por eso, si la Justicia avanza, Bebote podría terminar tras las rejas. Para eso serán claves las imágenes ya solicitadas de las cámaras de seguridad
instaladas en el Acceso Sudeste. Y la ratificación de Holan, claro, que
diez meses después de arribar a Independiente, entendió que los barras
suelen cumplir con sus amenazas.
INFOBAE
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